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Escrito por: Kelsi Irvine, Científica
El sistema inmunológico, el principal sistema de defensa del cuerpo y la salud, funciona de manera distinta en hombres y mujeres debido a las diferencias biológicas, como los niveles hormonales y las funciones reproductivas. Estas diferencias influyen en la forma en que el cuerpo combate las enfermedades, se adapta a los cambios e incluso en cómo respalda el proceso de reproducción. En este blog hablaremos acerca de la manera en que las diferencias entre los géneros moldean las funciones del sistema inmunológico.
El sistema inmunológico es como una máquina en perfecto funcionamiento que utiliza varios tipos de células para proteger al cuerpo contra las amenazas a la salud, de hecho, las principales hormonas sexuales, como la testosterona, los estrógenos y la progesterona1, intervienen en el funcionamiento de este sistema. Tanto hombres como mujeres cuentan con estas hormonas, pero en concentraciones diferentes. Las mujeres tienen niveles más altos de estrógeno y progesterona, y los hombres tienen niveles más altos de testosterona.
La diferencia en las concentraciones de estas hormonas sexuales, repercute en la forma en que las células inmunológicas se activan, por ejemplo, se ha demostrado que la testosterona reduce la actividad de las células inmunológicas en comparación con el estrógeno y la progesterona.1 Por otra parte, los cambios hormonales durante la menstruación repercuten en el sistema inmunológico de las mujeres; las fluctuaciones en el estrógeno y la progesterona durante el ciclo menstrual pueden alterar la función inmunológica.2 El embarazo propicia cambios aún más drásticos de los que mencionamos anteriormente, ya que el sistema inmunológico debe adaptarse para preservar el desarrollo del feto.3
Cabe mencionar que, las mujeres tienden a tener una respuesta inmunológica más precisa y duradera que los hombres ante las amenazas a la salud. Esto puede ayudar a las mujeres a eliminar una amenaza de manera más eficiente, pero su propio tejido puede dañarse durante el proceso.4 Por otro lado, es posible que los hombres no se recuperen tan rápido de una enfermedad, pero es menos probable que su tejido corporal sufra algún daño, lo que contribuye a evitar la inflamación crónica y otras complicaciones. Esto podría ayudar a explicar por qué los hombres a menudo parecen experimentar síntomas más intensos durante una enfermedad.4
En un artículo de revisión de Sabra L. Klein, publicado en el 2016, se analizó una investigación previa sobre las diferencias en ambos sexos en cuanto a la inmunidad, misma que indica que el sistema inmunológico de los hombres es menos activo y el de las mujeres es más activo en muchos aspectos.1 Esto puede parecer algo extraordinario para las mujeres, pero la hiperactividad del sistema inmunológico también tiene sus desventajas, de igual manera, la hipoactividad del sistema inmunológico puede causar problemas de salud. Es por ello que los hombres y las mujeres son susceptibles a diferentes amenazas a la salud.
Las mujeres tienen cuatro veces más probabilidad que los hombres de desarrollar una enfermedad autoinmune, como artritis reumatoide, esclerosis múltiple o lupus.5 Sin embargo, los hombres tienen más probabilidad de desarrollar cánceres no reproductivos y tienen una tasa de mortalidad más alta asociada con esos cánceres. También se observó que los hombres tuvieron una tasa de mortalidad más alta al contraer gripe o Covid-19.6 Esto puede deberse en parte a su sistema inmunológico ligeramente menos activo.1
A pesar de las diferentes fortalezas y debilidades inmunológicas de cada sexo, tanto los hombres como las mujeres pueden mantener un sistema inmunológico saludable. Es importante comprender bien las diferencias para poder así dar la atención y respaldo necesarios.
La función principal del sistema inmunológico es proteger al cuerpo de las amenazas, pero cuando se trata de la reproducción, debe hacerlo con un equilibrio preciso. Para que se produzca la fertilización y el embarazo, el sistema inmunológico debe adaptarse para tolerar la presencia de ADN ajeno, tanto del espermatozoide como del bebé en desarrollo. Esta asombrosa conexión entre inmunidad y reproducción muestra cómo el cuerpo funciona en armonía para respaldar la fertilidad y la vida.
La actividad sexual altera la inmunidad para favorecer la fertilidad. El embarazo requiere que el sistema inmunológico tolere anticuerpos extraños tanto en los espermatozoides antes de la fertilización como luego en el embrión. Un estudio realizado por Tierney Lorenz en 2015 reveló que las mujeres sexualmente activas que no estaban embarazadas experimentaban un cambio en las células inmunológicas, lo cual disminuyó la respuesta inmune en el útero durante la fase lútea (tiempo en que el útero se prepara para el embarazo). Sin embargo, las mujeres que no eran sexualmente activas no mostraron un cambio en las células inmunológicas durante su ciclo menstrual.7 Más allá de su papel esencial en la fertilización, la actividad sexual también juega un papel importante en la preparación del entorno inmunológico del tracto reproductivo femenino para el embarazo.
Ahora hablemos de los cambios en los hombres. Antes de la actividad sexual y la fertilización, el sistema inmunológico del tracto reproductivo masculino ya está trabajando para mantener el equilibrio al proteger a los órganos reproductivos de las amenazas y mantener los espermatozoides sanos. La salud del esperma depende en gran medida de este equilibrio. Los testículos tienen un “privilegio inmunológico”, lo que significa que el cuerpo envía señales al sistema inmunológico para que proteja esa área. Esto se debe a que los espermatozoides inmaduros tienen anticuerpos que el sistema inmunológico reconoce como algo ajeno.8 Cuando este equilibrio se altera y el sistema inmunológico no se suprime adecuadamente, los espermatozoides pueden verse atacados, lo que desencadena una respuesta autoinmune que contribuye a la infertilidad masculina.8 Es aquí donde vemos la importancia del equilibrio inmunológico para respaldar la salud reproductiva masculina.
El sistema inmunológico también tiene que establecer un equilibrio en el tracto reproductivo femenino. Durante el embarazo, se desarrolla un embrión o feto que es genéticamente diferente a la madre, ya que el bebé comparte la mitad del ADN con su padre. Debido a que las células y tejidos creados por el ADN del padre son técnicamente ajenos, algunas células inmunológicas reconocerán al bebé como una amenaza. Para evitar esto, el cuerpo aumenta la cantidad de células especiales en el útero, llamadas células T reguladoras, que le indican al sistema inmunológico que no debe atacar.3
El sistema inmunológico también juega un papel importante durante la implantación del embrión y el mantenimiento del embarazo, aparte de mantener a la madre a salvo de amenazas a la salud. Por ejemplo, las células NK (Asesinas Naturales), que son otro tipo de células inmunológicas, preparan el útero para el embarazo liberando señales especiales que estimulan la formación de vasos sanguíneos. Sin estas señales, no se podría implantar un embrión en el revestimiento del útero. Posteriormente, las células NK también desempeñan un papel en la formación de la placenta.9
La reproducción requiere un nivel único de cooperación entre el sistema inmunológico y el sistema reproductivo, que va desde proteger el esperma en los hombres hasta proporcionar soporte al embrión en desarrollo, el sistema inmunológico se adapta de manera notable para garantizar la fertilidad y un embarazo exitoso. Al comprender estos procesos, podremos apreciar y respaldar mejor la relación compleja entre la inmunidad y la reproducción.
El sistema inmunológico es un mecanismo de defensa complejo cuyo funcionamiento es diferente entre ambos sexos. Cada uno tiene sus propias fortalezas y desafíos únicos moldeados de acuerdo a su biología. Al comprender estas diferencias, podemos enfocarnos mejor en darle el respaldo necesario, lo cual promueve la salud y el bienestar general en cada etapa de la vida.
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Fuentes (en inglés):
1. Klein, S. L., & Flanagan, K. L. (2016). Diferencias de sexo en las respuestas inmunes. Nature Reviews Immunology, 16(10), 626–638.
2. Oertelt-Prigione, S. (2012). Inmunología y ciclo menstrual. Autoimmunity Reviews, 11(6–7), 485–490.
3. Hewings-Martin, Y. (2017, Septiembre 2). ¿Qué le sucede al sistema inmunológico durante el embarazo? Medical News Today.
4. McGettrick, H., & Iqbal, A. (2024, August 16). Forma en que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres alteran las respuestas inmunológicas y afectan la salud de las mujeres. The Conversation.
5. Kronzer, V. L., Kodumudi, N., & Crowson, C. S. (2020). Por qué las mujeres tienen más enfermedades autoinmunes que los hombres: una perspectiva evolutiva. Evolutionary Applications, 14(3), 629–633.
6. Wilson, C. (2023). ¿Existen diferencias de sexo en el sistema inmunológico? New Scientist, 257(3424), 40.
7. Lorenz, T. K., Heiman, J. R., Demas, G. E., & Hayes, L. D. (2015). La interacción de la fase del ciclo menstrual y la actividad sexual predice la inmunidad humoral sistémica y mucosa en mujeres sanas. Physiology & Behavior, 152, 92–98.
8. Hedger, M. P. (2015). La inmunofisiología de la reproducción masculina. Knobil and Neill’s Physiology of Reproduction, 805–892.
9. Mahajan, D., Sharma, N. R., Raghav, S. K., & Saha, S. C. (2022). Papel de las células asesinas naturales durante el embarazo y complicaciones relacionadas. Biomolecules, 12(1), 68.
*Estas declaraciones no han sido evaluadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Estos productos no tienen la intención de diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad.
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